Las investigaciones muestran que la gente más exitosa y resiliente está motivada por un propósito. Sin embargo, para la mayoría de nosotros, el trabajo diario puede convertirse en una rutina aburrida, o en algo totalmente agobiante y estresante. Recordarnos a nosotros mismos cuáles son nuestras aspiraciones más profundas (nuestras intenciones de fondo) nos puede ayudar a encontrar una nueva pasión y un nuevo propósito en nuestro trabajo, nos puede ayudar a admitir que es momento de hacer un cambio.
Una intención o un propósito es lo que aspiramos a ser, como individuos, como miembros de nuestra comunidad (en la familia o en el trabajo), y como ciudadanos del mundo. Cuando era niño, mi padre, el reconocido autor Deepak Chopra, solía preguntarnos a mi hermano y a mi lo que queríamos. Nosotros solíamos responder cosas como que queríamos boletos para un concierto, ropa nueva o video juegos. Y él pacientemente nos guiaba hacia pensar sobre las cualidades que queríamos en nuestra vida: amor, conexión, alegría y un propósito.
Un propósito representa nuestros deseos más profundos, esos deseos emocionales y espirituales que pedimos cuando somos honestos y auténticos. Los propósitos son diferentes a nuestros objetivos. Los objetivos están orientados a ciertas actividades, nacen de nuestra mente y terminan en un resultado. Los propósitos son emocionales y nacen de nuestra alma.
En el best seller del New York Times Well-being, la organización Gallup describe los cinco elementos esenciales para una vida emocionante y saludable: bienestar profesional, social, financiero, físico y comunitario. Y aunque idealmente estaríamos logrando este bienestar en las cinco áreas, el bienestar financiero y profesional suelen sentirse fuera de nuestro control porque tenemos familias y compromisos en nuestra comunidad.
Aunque las responsabilidades parezcan abrumadoras y nuestros trabajos se sientan por momentos mundanos o estresantes, en ocasiones es importante recordarnos por qué hacemos lo que hacemos y encontrar nuevas formas de motivarnos. Aquí te dejo algunas ideas que puedes intentar para reconectar con tu deseos y encontrar tu motivación diaria:
Puedes hacer este ejercicio en cualquier lugar: en la cama, en tu oficina o en el auto antes de llegar a casa. Siéntate cómodamente, cierra tus ojos e inhala y exhala. Mientras estés respirando, cuenta hasta tres en tu cabeza. Uno. Dos. Tres. Cuando estés exhalando cuenta hasta cuatro en tu cabeza: Uno. Dos. Tres. Cuatro.
Haz tres respiraciones así. Inhala y exhala. Inhala y exhala. Inhala y exhala.
Ahora, pregúntate: ¿Qué quiero?
Si lo primero que viene a tu mente es algo material, como dinero, bueno… es normal. Presiónate un poco más y pregúntate para qué quieres el dinero. ¿Qué deseo vas a satisfacer? Recuerda ser honesto contigo mismo, este es un ejercicio personal.
Pensar en el propósito de nuestra vida y en nuestros deseos más profundos, en ocasiones puede ser abrumador, así que dar un paso a la vez puede ser de mucha ayuda.
Por la mañana, antes de empezar a trabajar, pon una intención o un propósito para el día. Puede ser algo como: Mi propósito de hoy es conectar con alguien nuevo. O mi intención es salir de la rutina el día de hoy. Mi intención es expresar mi agradecimiento a mis compañeros.
Intenta poner un mini propósito para cada día de la semana, durante una semana entera.
La investigación sobre la gratitud es convincente. Ser agradecido puede ayudarte a dormir mejor, tener más empatía, reducir la depresión y tener más fortaleza mental.
Expresar gratitud es algo muy fácil de hacer, y entre más lo hagas más fácil se vuelve.
Al final de día, antes de dormir, respira profundo y concentra tu atención en tu corazón mientras piensas en una cosa por la que estás agradecido. Cuando piensas sobre lo que agradeces, empiezas a ser más consciente sobre lo que te hace sentir amado y feliz.
El primer paso para lograr lo que sea que quieres en la vida, es justo saber qué quieres lograr. Tus deseos y aspiraciones cambian con el tiempo y es importante revisar y reafirmar que estás en el camino correcto. Una vez que tienes claro cuáles son tus deseos más profundos, puedes empezar a pensar en formas de lograrlos. Puedes ponerte objetivos y parteaguas para hacer los cambios que te harán más sano y feliz, más conectado y al servicio de los demás.
No es posible cambiar nuestros trabajos o nuestra carrera tan fácilmente, pero un propósito es como una semilla. Una semilla tiene todo el potencial: si la plantamos, la dejamos echar raíz, el sol y la lluvia la nutren, podemos confiar que con el tiempo vaya a florecer hasta convertirse en un hermoso árbol o flor. Una vez que conocemos nuestros propósitos nos sentiremos más cómodos a la hora de expresar nuestros deseos tanto a nosotros mismos como a nuestros seres queridos y a nuestra comunidad. Y empezamos a buscar oportunidades para vivir nuestros deseos a través de nuestras relaciones, de nuestro trabajo y de nuestras actividades diarias. Empezamos a encontrar un mayor propósito en las cosas pequeñas, día a día.